lunes, 5 de septiembre de 2011

SANTANDER

En 1996 vine hasta aquí en tren en vagón de 2ª clase para asistir al curso de verano de la UIMP "Sirtes y escollos de la gramática española", impartido con su habitual elegancia por el recordado maestro don Emilio Alarcos. Me compré su recién publicada Gramática de la lengua española, que me dedicó junto a su mujer; años más tarde, mi hija María pintorrequearía la página, así pues, el libro está dedicado de forma triple. Había iniciado yo ese curso 95/96 los estudios de doctorado, justo cuando me concedieron mi segunda vacante en el IES Catedrático Pulido Rubio de Bonares (Huelva).
Ahora, que regreso a un curso para profesores de secundaria (en donde se aprende más bien poco, todo hay que decirlo), Santiago me fotografía en la puerta de la Pensión Cervantes, donde dormí entonces a mil pesetas por noche.
María, que ya escribe como poeta y lee con la claridad de la voz y de la mirada de su abuela, tiene "papitis": se llega hasta La Magdalena con su madre y su hermano y me sacan del aula. Y, claro, yo encantado de la vida.
Desde el Hotel Piñamar los echo de menos. Estarán en su apartamento de Prado de San Roque viendo plácidamente la televisión o, tal vez, contemplando desde la ventana la bahía escoltada por la cordillera bajo la atenta sonrisa de la luna.
¡Que durmáis mucho, amores míos!

jueves, 1 de septiembre de 2011

GOBIERNO MUNICIPAL VS COTO PRIVADO

Desde el almuerzo posterior a la lectura de mi tesis doctoral en 2008 no se me cerraba el estómago hasta el punto de impedirme comer. En aquella ocasión, por la emoción de ver el logro conseguido tras años de trabajo, dejé en el plato casi intacto un suculento medallón de solomillo de ternera. Hoy, cuando agosto se despide con unas gotas de lluvia, la tristeza e indignación. por el despido indiscriminado de varias decenas de trabajadores del Ayuntamiento de Lepe, no me deja comer unos sencillos chícharos con huevos. Mayormente, porque tamaña injusticia hace aflorar algunas lágrimas a mi mujer, que lleva más de 30 años trabajando en el ayuntamiento y no da crédito a lo que está pasando.
En las dos últimas legislaturas municipales se ha contratado a diestro y siniestro (es solo una frase hecha) a cientos de trabajadores sin ajustarse a la ley que obliga a que los puestos de trabajo públicos se oferten en igualdad de concurso a los ciudadanos. Ante tamaña injusticia nadie hace nada. Se han sobrepasado todos los límites en el nepotismo y el clientelismo político y nadie ha movido un dedo. Es vergonzoso, sobre todo, en el caso de la oposición socialista, cuyo papel es controlar que el gobierno actúe conforme a la ley.
Por lo que sé a día de hoy los despidos, más que a un ERE, se ajustan a una purga propia de regímenes totalitarios, de triste recuerdo. Se despide, en muchos casos, a personas que accedieron tras un examen a su puesto de trabajo y que lo desempeñan con solvencia desde hace años y no, por ejemplo, a los enchufados para buscar votos en las últimas elecciones municipales de mayo.
Ante este panorama tan indignante y descorazonador, uno no puede más que avergonzarse de vivir en un pueblo que mira para otro lado y que no defiende sus derechos democráticos conseguidos con tanto esfuerzo por las generaciones que nos han precedido.